miércoles, marzo 22, 2006

Entre la esperanza y el escepticismo

22-3-2006: ETA anuncia un alto el fuego permanenteLa noticia más esperada ha llegado. La banda terrorista ETA ha anunciado esta misma mañana un “alto el fuego permanente” a partir del viernes. No es el comunicado que todos desearíamos, no anuncian el cese definitivo de la violencia, pero sí es un paso importante en la buena dirección. Una mujer encapuchada, flanqueada por dos hombres con la cabeza igualmente tapada, ha puesto de relieve la voluntad de la banda de poner fin a su actividad criminal. De sus palabras se desprende una esperanza contenida: hablan de “impulsar un proceso democrático en Euskal Herria”, piden que se asegure “la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas” (en clara alusión a la ilegalizada Batasuna) y adelantan su objetivo: “Al final de ese proceso los ciudadanos vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro”, en lo que supone una alusión velada a su pretendido derecho de autodeterminación.

El anuncio no contiene ninguna alusión a la lucha armada e introduce novedades en su discurso, con palabras como “proceso democrático” o “lucha política” que hacen pensar en un horizonte de esperanza. Pero frente al entusiasmo se encuentra, inevitablemente, el escepticismo, ya que no hay que olvidar que la palabra de ETA no goza de mucha credibilidad. Nos han engañado muchas veces, y esta puede ser otra de esas trampas. Teniendo esto en cuenta, la vicepresidenta De la Vega, en la primera comparecencia pública del Gobierno, ha esgrimido la palabra que ha marcado todas las reacciones al comunicado: “Prudencia”. Tanto el ministro de Defensa, José Bono, como el vicepresidente económico, Solbes, han expresado la misma idea. Hay que actuar con cautela, sin echar las campanas al vuelo y previendo cualquier desenlace, pero sin dejar de lado la oportunidad que se abre para alcanzar la paz. Es la posición del Gobierno.

El PP aboga por el escepticismo. Nada de esperanza, hay que estar alertas porque todo apunta a que estamos ante un nuevo engaño de los etarras. El líder de la oposición, Mariano Rajoy, lamenta que no se haya anunciado la disolución de la banda y desestima la importancia del comunicado criticando que la banda “no se arrepiente de nada ni pide perdón a las víctimas”. Ahora más que nunca el Gobierno necesita el apoyo de todo el arco parlamentario, sobre todo del partido mayoritario de la oposición. Pero en estas primeras horas tras el comunicado no parece que el PP vaya a cambiar la postura que ha mantenido desde que Zapatero decidió abrir la vía del diálogo. Su posición crítica es necesaria, incluso imprescindible, pero deben calibrar su actitud para que este escepticismo sin condiciones no se convierta en un obstáculo para el proceso. Ellos no se pueden quedar atrás.

El resto de actores políticos y sociales han reaccionado al unísono: Esperanza, sí; ilusión, también; pero con cautela. Pero todavía es pronto para hacer análisis sobre lo que puede pasar. Para ello habrá que esperar a que se vayan sucediendo los acontecimientos. De momento, las cosas marchan por la senda adecuada: la de la palabra como arma, la ley como lenguaje y la democracia como objetivo. Crucemos los dedos.

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