martes, enero 02, 2007

Más claro, el agua

















Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior:

"El proceso está roto, está liquidado, está acabado, no hay proceso, porque ETA lo ha roto"
Como se suele decir en estos casos, se puede decir más alto, pero no más claro. La declaración de Zapatero en la que daba por "suspendidas" las negociaciones con ETA podía resultar ambigua. Así que el Partido Popular y la Asociación de Víctimas del Terrorismo no desaprovecharon la ocasión de seguir desgastando al Gobierno y pusieron en marcha su apisonadora para exigirle que aclarara el alcance de las palabras de Zapatero. Ya lo había dicho por activa y por pasiva, pero la presión ha obligado a Rubalcaba a salir a la palestra a expresar claramente lo que llevaba tres días diciendo: que después del atentado de Barajas no hay proceso que valga.

Desde la explosión en la Terminal 4, el Gobierno y el PSOE no han cesado de difundir su intención de dar por finiquitado el llamado proceso de paz, pero a la derecha no le parecía suficiente. De hecho, nada le parece suficiente. Ni la declaración de Zapatero suspendiendo las negociaciones, ni la postura del PSOE expresada por Pepiño Blanco ("No hay diálogo con violencia; y sin diálogo, no hay proceso"), ni las reiteraciones de éste diciendo a las claras que el proceso está "roto", ni las filtraciones del Gobierno al diario El País maquillando las declaraciones del presidente donde se reconocía la ruptura del proceso,...

Pero es que para el PP ni siquiera es suficiente la última comparecencia de Rubalcaba y ha vuelto a poner pegas. Ahora, en boca de su secretario de Libertades Públicas, Ignacio Astarloa, el PP quiere que sea Zapatero el que se ponga ante las cámaras para dar por rotas las negociaciones. En otras palabras, lo que el PP desea es que el presidente reconozca públicamente que su apuesta por el fin de la violencia ha fracasado, con la intención de que ponga de manifiesto su debilidad en el cargo.

Aquí todos juegan sus cartas con las elecciones municipales y autonómicas en la mente, no nos engañemos. El Gobierno no puede reconocer que ETA ha reventado para siempre su máxima baza electoral, y el PP no va a dejar escapar su oportunidad de desprestigiar a Zapatero. Mientras, los ciudadanos asisten perplejos, aunque acostumbrados, a un nuevo episodio de la guerra inmoral que se traen los dos partidos mayoritarios, con el PP atizando el fuego a costa de la estabilidad nacional y los problemas de Estado y el PSOE aprovechando de forma arrogante el tirón del caramelo que ETA le había puesto en la boca.

Esperemos que de todo este embrollo salga algo que merezca la pena, que esta traición asesina de los terroristas haya servido para que los partidos lleguen a un punto en común (vaya, que iluso me siento), ahora que el Gobierno ha decidido ceder algo de su orgullo para acercarse a las posiciones defendidas por el PP. Y es que la comparecencia de Rubalcaba también ha sido un intento por acercar posturas y, tal y como pedía el PP, el Gobierno propone fijar una estrategia común para luchar contra el terrorismo etarra. Lo nunca visto, el Gobierno dando su brazo a torcer ante las arremetidas de los 'populares' ¡Cómo ha cambiado el panorama, para bien o para mal! ¿Para bien o para mal?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El PP es aficionado al "debate semántico".

La mayoría del debate nacional gira entorno a los sinónimos que Zapatero usa, y que al PP no le gustan, porque según ellos no aclara las cosas.

Lo único que provocan es que Zapatero se vea obligado a repetir las cosas cinco mil veces, hasta que nos aburren a todos, y luego buscan otra cosa, y de la primera se olvidan.

Nando Rico dijo...

Completamente de acuerdo tanto con Mario como con Miguel. Tanto durante la tregua como ahora que se ha roto el PP ha intentado que el Gobierno repitiese una y otra vez las directrices que iba a tomar, aún cuando ya se había dicho por activa y por pasiva.

Pero el PSOE también tiene su parte de culpa al aprovechar la tregua con fines políticos -ganar las elecciones-. Pero eso es lo que buscan siempre los políticos: tener el poder en sus manos sea como sea.

¿Y la gente normal?... es triste que nos tengamos que acostumbrar a tener a los peores políticos del mundo -no me cabe la menor duda-, dedicados a descalificarse y a mirarse el ombligo. ¡Qué asco de política!