martes, agosto 29, 2006

Carta de un europeísta decepcionado


















Señores dirigentes de la Unión Europea:

Comenzaré yendo al grano: mi generación está perdiendo el interés por Europa, estamos dejando de sentirnos identificados con el proyecto de construcción de un espacio unido para todas las naciones europeas. Eso ya lo saben, pero no hacen nada por evitarlo. La razón de este desapego deben encontrarla en las continuas decepciones a las que ya nos tienen acostumbrados. La inutilidad de las instituciones europeas para poner solución a los problemas queda de manifiesto cada vez que aparece alguna crisis. La parálisis de la UE es evidente. Las soluciones a los problemas internos quedan aplazadas durante años en cuanto aparece algún alto en el camino, mientras la voz europea en la escena mundial queda relegada a un papel de mera comparsa del imperio estadounidense. Ni dentro, ni fuera: Europa simplemente no existe, no está cuando se le requiere. La última decepción viene en forma de insolidaridad, de negación de ayuda a España cuando el país atraviesa la peor crisis migratoria de la historia reciente. Esta es la gota que colma el vaso, pero, tristemente, hay más agravios que demuestran su total incompetencia.

Desde que tengo uso de razón, Europa ha sido un referente para mí. Prácticamente nací cuando España ya estaba dentro del club; el país estaba en la recta final para conseguir el ingreso. En el colegio estudiaba que España pertenecía a algo llamado Comunidad Económica Europea y todos parecían estar orgullosos de que este atrasado país pudiera codearse con las grandes potencias europeas. España volvía a contar en la escena internacional. La llegada del euro fue casi paralela a mi mayoría de edad; desde aquel momento lo que parecía tan lejano pasó a convertirse en una realidad cotidiana. España debía estar agradecida a aquella comunidad, responsable de la modernización de España gracias a la donación de ayudas y se fijó el objetivo de la convergencia con las economías más fuertes del continente.

Cuando el escollo de la unión económica se salvó comenzaron a plantearse nuevas metas: la unión política de todos los Estados bajo una misma entidad supranacional que tendría una presencia fundamental en el orden mundial. Sonaba bien. Estábamos entre los grandes y salían voces que teorizaban sobre el papel de árbitro en los conflictos mundiales que podría desempeñar la ya Unión Europea. Los más europeístas pregonaban la necesidad de que Europa fuera un contrapeso de Estados Unidos en la escena internacional, un defensor de los valores y derechos occidentales en un mundo que empezaba a plantearse en términos de "o conmigo o contra mí". Algo así nos vendieron en el referéndum de la Constitución Europea y recuerdo como un día histórico aquel en que deposité la papeleta en la urna con la esperanza de contribuir al refuerzo de un experimento político necesario en este planeta imperfecto. Finalmente aquel voto quedó en papel mojado. Y ahí comenzó el abismo hacia la decepción.

El rechazo de franceses y holandeses al tratado constitucional sumió a la UE en una parálisis de la que todavía no se ha recuperado. Los intentos por salir adelante después de este varapalo han fracasado, quedando aplazada hasta dentro de cuatro años la toma de una decisión sobre la instauración de un texto común. No será posible, de momento, la soñada unión política. Los dirigentes no supieron transmitir a los ciudadanos los adelantos que supondría una constitución para la construcción europea, y en cuanto se presentaron los problemas demostraron su incapacidad para seguir adelante. Es más, se ha evidenciado que no hay consenso entre los Estados, ni voluntad de tenerlo, por lo que la unión política, a día de hoy, se ha convertido en una utopía inalcanzable.

El protagonismo de Europa en el mundo tampoco es el que nos prometieron. El gigante americano continúa haciendo sombra a una aletargada Europa que no puede más que continúar ejerciendo el papel de subordinado del imperio. De nuevo, la desunión entre los distintos miembros se presenta como el gran problema europeo. No existe una postura unificada para enfrentarse a los acontecimientos que sacuden el planeta, por lo que cada vez que hay que expresarse se alza un coro de voces dispares que dejan en ridículo su fuerza como potencia mundial. Quizá el problema de la UE es encontrarse en una civilización, la occidental, que está copada por los intereses del hermano mayor díscolo, Estados Unidos. Su intención es tener voz propia, pero siempre aparece el temor a contradecir al poder americano, lo que obliga a Europa a ocupar una posición sumisa en las relaciones transatlánticas. Ese no era el objetivo.

A las carencias en la coordinación interna y la debilidad en el campo internacional hay que unir ahora la falta de sensibilidad del continente hacia las necesidades de los países miembros. Fue indignante la forma en que Europa se lavó las manos cuando unos pescadores españoles rescataron a medio centenar de inmigrantes en el Mediterráneo. Una semana entera para decidir la suerte de los inmigrantes y la tripulación. En estos instantes, España vive en sus carnes la insolidaridad europea, con la inoperatividad de la lucha contra la inmigración ilegal y la negación de ayudas para resolver la situación de crisis que viven las islas Canarias. La Agencia de Fronteras FRONTEX ideada para controlar las oleadas de subsaharianos en sus travesías hacia costas españolas no está siendo eficaz; ni siquiera se ha desplegado en su totalidad. El Gobierno pide ayudas, más medios, pero se encuentra enfrente a una entidad que no asume sus responsabilidades. Y el control de las fronteras es una de ellas. Europa debe hacerse cargo de un asunto que le concierne directamente; debe actuar ya si no quiere continuar siendo un ente amorfo sin utilidad alguna.

De su iniciativa depende que la generación que nació con Europa vuelva a confiar en el futuro de este experimento. Si no nos ayudan a entusiasmarnos, nunca podremos construir un espacio común.

Firmado: un europeísta decepcionado.

8 comentarios:

wilson dijo...

A lo mejor es que Europa está comenzando a tocarle las narices que siempre estemos perdiendo el tiempo con las reivindicaciones lingüísticas, regionales o económicas de medio pelo. A lo peor nos están presionando para no concedernos otras cosas. Hasta puede ser que nos estén recordando que quienes pagan tienen derecho a exigir.

Pero con Moratinos al frente lo tenemos todo solucionado. Todo todo.

Saludos

Anónimo dijo...

Si la cuantía del pago fuera equivalente al peso de la exigencia, la Unión Europea no tendría sentido y podríamos disolverla, con lo cual, tu reflexión, Wilson, no tiene ni pies ni cabeza.

Eso, me temo, no funciona asi, nunca ha funcionado así, ni funcionará así, dado que no tiene lógica.

El problema no es ese, y por cierto, las presiones no vienen, lógicamente, por las pretensiones regionalistas.

La cosa es un poquito más complicada, y tiene que ver con ciertos intereses implicados, ciertas concepciones de Europa distintas y multitud de debates más, sustancialmente más importantes que la chorrada de si ponemos traductores para catalán o no en el Parlamento, cosa que a la inmensa mayoría de la clase política euopea se la trae al pairo.

wilson dijo...

En Europa hay tantas concepciones como países. Cada país defiende lo suyo con cartas más o menos marcadas dependiendo del peso económico y político de cada uno. ¿Sabrías definirme qué es Europa mientras me explicas la entrada de Turquía, la dependencia militar con EEUU o el rechazo a una constitución europea? Tu entusiasmo es loable pero poco creible.

¿Cuales son los debates tan importantes? ¿Cómo defendernos de los chinos a base de impedir la entrada de sus productos? ¿Cómo ayudar a España con "su" inmigración? ¿Cómo acabar con la huida de empresas? Por supuesto que nuestro futuro pasa por Europa pero poniendo un poco más de ahinco por nuestra parte y definiendo Europa de una vez por todas.

Y sí, en Europa se ríen de nuestras patochadas.

Anónimo dijo...

Sí y no; que haya distintas concepciones (entre las cuales no hay abismos) no quiere decir que la cosa no tenga solución.

En segundo lugar, no has sabido rebatirme ante la cuestión que explico.

Sobre el resto de cuestiones que sacas ahora, en mi blog hay un artículo en donde comento la mayoría.

España es uno de los socios más antiguos, no se rien de nosotros porque no son como el Partido Popular de España, que esos si que no paran de hacer el ridículo constantemente.

En el resto de Europa son más serios, aqui la derecha no para de hacer el payaso.

Anónimo dijo...

¿Quién atraviesa una crisis migratoria? ¿España? Venga, utiliza tu neurona: vienen los subsaharianos desesperados en cayucos muriéndose por el camino para no morirse en sus países de hambre y de miseria, y dices que España "atraviesa una crisis migratoria". ¡Eso es un periodista profesional!

Yo prefiero usar el cerebro para filtrar el 98% de estupideces que llenan la prensa para sacar mis propias conclusiones: la crisis está en países que tienen una esperanza de vida de 50 años. Y no hace falta que Europa les "ayude", sino que les deje en paz. Debería devolverle lo que les ha robado durante siglos. Eunque sólo con que Europa dejara de expoliar sus recursos y de darles "ayuda al desarrollo" en forma de créditos a gobiernos títeres para que nos compren armamento, ya cambiaría bastante el panorama.

Que se metan por el culo a la puta Europa.

Mario Toledo dijo...

David, insultando no se llega a ninguna parte. No me conoces de nada para juzgarme de ese modo, aunque, pensándolo bien, tu mala educación es sólo problema tuyo, a mí no debería importarme. Si al menos fueras original o utilizaras la ironía...

Tus insultos deslucen un comentario que, de todas formas, es bastante acertado. Es verdad que el mundo desarrollado tiene gran parte de culpa de la situación que viven los países subdesarrollados. La explotación a la que son sometidos, la negación de sus recursos naturales y el amparo a sus gobiernos corruptos son hechos que deberían avergonzar a los países llamados 'civilizados'.

Te agradecería que a la próxima cuidaras un poco más el lenguaje para participar en este blog. A pesar de ello, gracias por tu comentario, me ha dado pie para escribir un próximo artículo.

Un saludo.

Anónimo dijo...

En una cosa tienes razón: "utiliza tu neurona" és algo que, aunque lo dije de coña, no debría haber dicho. Lo retiro.

En cuanto a lo demás, no sé qué es lo que debería cambiar en mi lenguaje. Mira lo que hacen Europa y los EEUU en África" y verás que, exceptuado lo que ya he retirado, no me he excedido en el lenguaje, sino que me he quedado corto.

Realmente tu artículo tiene aspectos interesantes, lo que provocó mi ira al leerlo fue lo del "problema migratorio". Estoy hasta los cojones de leer cosas en la prensa como "avalancha [sic] de inmigrantes", y que se pida la intervención de la UE. La UE, lamentablemente, ya interviene, enviando medios a los ejércitos africanos para que controlen sus fronteras, en lugar de enviándoles comida y dejando de robarles los recursos. Ante semejante situación, donde la maquinaria económica euroamericana aniquila a los africanos, no encuentro ni dentro ni fuera del diccionario insultos que no se queden cortos.

Mario Toledo dijo...

David, ahora sí estoy plenamente de acuerdo contigo. Si repasas mis anteriores artículos podrás comprobar que un gran número de ellos se centran en criticar la hipocresía de Occidente, ya que esta parte del mundo es la causante de muchos de los problemas de raíz que aquejan a las otras tres cuartas partes del planeta. Creo en los valores de Occidente, pero el problema es que no respetamos los derechos humanos y los principios cuya creación nos arrogamos, fruto del capitalismo salvaje que estamos fomentando.

Respecto a lo de la crisis migratoria, es cierto que los medios de comunicación pecamos a menudo de un cierto eurocentrismo, olvidando los problemas de otras partes del mundo y lamentándonos (quizá excesivamente si comparamos nuestro nivel de vida con el de otros) por nuestras pequeñas miserias. De todos modos, la actual situación migratoria es un drama tanto para los países de origen como para los de acogida; es un problema global que merece soluciones globales.

Un saludo. Menos mal que este mundo imperfecto cuenta con voces críticas como la tuya, a pesar de los insultos iniciales. ;-)