Esquerra boicotea a Cataluña

Esquerra Republicana, con Carod, Puigcercós y toda la fauna que la componen, continúa actuando como el perro del hortelano. Sí, eso es, ni come ni deja comer. No les gusta el Estatuto porque piensan que está descafeinado (qué curioso que el PP piense lo contrario, ¿no será que se ha encontrado un equilibrio?), protestan por el pacto alcanzado 'in extremis' con CiU y, en su pataleta de niño caprichoso, ponen en un serio aprieto al Gobierno de Maragall. Después de sus continuas indecisiones, ERC adelanta que pedirá el 'no' al Estatut en el referéndum que se celebrará el 18 de junio. Es decir, rechazará el proyecto que se había convertido en el mayor reto de la legislatura para la Generalitat, ese estatuto que tanto necesitaban los catalanes,... o al menos eso decían los republicanos.

Ahora votan 'no'. ¿Por qué? Pues sencillamente porque sus exigencias no se han escuchado y, sobre todo, porque este estatuto lleva la firma de Convergència i Unió, que supo tender la mano al PSC y a Zapatero en un momento en el que necesitaban un interlocutor más moderado que el partido de Carod. Celos, inmadurez, irresponsabilidad,... ¡vaya combinación para un partido político que dirige nuestros destinos!

Por coherencia política, ERC debería abandonar la Generalitat, porque no tiene ningún sentido que un partido con responsabilidades gubernamentales se convierta en uno de los máximos obstáculos para que esa administración cumpla con sus objetivos. Aunque, claro, hablar de coherencia y de ERC al mismo tiempo resulta un sinsentido. Promueven el Estatut, calientan la sangre de media España con sus salidas de tono innecesarias y, cuando consiguen el texto estatutario más avanzado de la historia española, se dedican a bombardearlo para que CiU no se lleve las medallas. Todo un fraude a sus votantes más moderados y al resto de Cataluña. Señores de Esquerra: dejen de hacer el gamberro y pónganse a trabajar. Su amada Cataluña se lo agradecería. Seguro. Y el resto de España, también.