miércoles, junio 28, 2006

¡¡Sí, sí, sí, volvemos a Madrid!!

España no se lo esperaba, pero volvió a pasar La Selección española vuelve a casa a la primera de cambio. Una vez más, la euforia ha dejado paso a la decepción, añadiendo un nuevo hito para recordar en nuestro tradicional historial del fatalismo: el Mundial de Alemania 2006. Resulta curiosa la facilidad con la que los españoles pasamos del llanto a la risa, y de nuevo al llanto, con todo lo que rodea a la selección. Llegamos a Alemania con un sentimiento nacional de escepticismo hacia la labor que iban a desempeñar los jugadores. Nadie apostaba un duro por este Mundial, pero cuando nos sentamos frente al televisor para ver el debut contra Ucrania las cosas cambiaron. Los jóvenes futbolistas pasaron de ser villanos a héroes, los que hacía unas horas criticaban a los jugadores españoles ahora se volvían sus máximos defensores. Al día siguiente ya nos veíamos jugando la final en Berlín, nos vanagloriábamos porque nuestro equipo ocupaba todas las portadas deportivas del mundo, y el 'a por ellos, oé' suplantó a la Marcha Real como himno nacional.

Después de un 4-0 a Ucrania y de los halagos internacionales no era para menos, nos colocaban en la élite del fútbol mundial. Pasamos del pesimismo a la euforia en sólo 90 minutos, mientras los medios de comunicación atizaban la llama del triunfalismo, algo lógico si tenemos en cuenta que su labor es agitar la expectación para mantener viva la atención de la afición. Y lo consiguieron: la llamada ‘marea roja’ se extendió por todas las plazas de España y la bandera bicolor ondeaba sin complejos en los balcones de todo el país. Las televisiones han explotado al máximo el paso de España por el Mundial, sobre todo la Cuatro, que llegó a la competición por la puerta de atrás y ha conseguido desbancar a la Sexta en los niveles de audiencia. La televisión de Polanco ha sabido canalizar el entusiasmo de los españoles, hasta el punto de convertir la plaza de Colón, con su pantalla gigante, en punto de encuentro obligado para celebrar los triunfos de la selección. Cuatro arrasó, mientras cruzaba los dedos para que España siguiera exhibiendo su fútbol en Alemania.

Después llegó el turno de enfrentarse a dos selecciones que, a priori, no debían dar muchos problemas. Se preveían goleadas similares a la de Ucrania, pero Túnez y Arabia pusieron en un serio aprieto a los de Luis Aragonés. A los primeros se les ganó después de una remontada que se calificó como épica desde las ondas, en uno de esos intentos por construir afición. Frente a los segundos se jugó un partido soporífero que no convenció a nadie. Pero, qué más daba, estábamos en cuartos, e invictos. Nos íbamos a comer a Francia y a quien se pusiera por delante, se llamara Brasil o se llamara Argentina. Nunca antes la Selección había creado tanta expectación entre los españoles, así que era de prever que el partido contra los franceses iba a pulverizar los records de audiencia. Finalmente, doce millones de personas vieron la despedida de España del Mundial, muchos millones de españoles que se levantaron creyéndose campeones del mundo y se acostaron sabiéndose eliminados o, peor aún, humillados por el vecino del norte.

“Siempre pasa lo mismo”, “a esperar otros cuatro años”, “el fútbol es así”,… las mismas palabras que llevamos repitiendo durante décadas volvieron a surgir. Sin embargo, de todos los fracasos hay que sacar lecciones positivas, y en esta ocasión se puede extraer una lectura que va más allá de lo puramente deportivo. Y es que durante estos días toda España ha estado unida en su atención a lo que ocurría en Alemania, demostrando que las diferencias entre los españoles se pueden aparcar durante unos instantes para contribuir, todos a una, al logro de un mismo objetivo. Con eso me quedo. Y con lo bien que nos lo hemos pasado. Mi vida seguirá igual, supongo que la vuestra también, así que, qué mas da, nos hemos divertido. A por ellos, oé,… a por ellos, oé!!

3 comentarios:

Artic dijo...

Una verdadera lástima lo de España. Pero no lo del equipo, sino lo nuestro, por ingenuos y crédulos. Para leer lo que pienso del asunto: http://oceanodeluz.blogspot.com/

Saludos.

Sergio Pérez Conde dijo...

Ya llegará nuestro momento tranquilos. Ahora todos con Italia

Anónimo dijo...

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