Al asalto de la red

La política se ha convertido en una operación de marketing. Actualmente, para llegar al poder no sólo hace falta tener unas buenas ideas o preparar un plan infalible de progreso. Y es que en política ya no se gana por lo que se tiene, sino por la forma en que se vende el proyecto. Los puestos de asesor de imagen y los gabinetes de comunicación están tomando fuerza dentro de los aparatos de los partidos, al amparo de la sociedad mediática en la que vivimos.

Los políticos no son ajenos a la máxima de que si no sales en los medios, no existes, y en consecuencia destinan gran parte de sus esfuerzos a ensayar la sonrisa que pondrán ante las cámaras o el discurso brillante que se soltarán cuando la marabunta periodística les rodeé a la salida del Congreso. Juegan la baza de la comunicación y algunos son verdaderos expertos en camelar audiencias (el paradigma de Bono tiene un valor incalculable para ejemplificar esta definición, se le nota que disfruta embaucando), mientras que otros tienen un perfil más bajo en los medios. Estos últimos están muertos políticamente, sin remisión.

Hasta ahora la televisión era el medio a través del cual los partidos encauzaban la mayor parte de su propaganda con destino al ciudadano. Pero algo está cambiando: la red comienza a desbancar a la televisión como principal instrumento de las estrategias de comunicación de los partidos. Internet continúa ganando adeptos, de forma paulatina y constante, algo que no ha pasado desapercibido en los círculos políticos. Una audiencia potencial de millones de personas, la posibilidad de difundir mensajes de forma anónima y la rápida propagación de las ideas a través de la red son las bazas más importantes que juegan los políticos en Internet.

Con estas ventajas de difusión, no es de extrañar que las formaciones políticas se hayan embarcado en una lucha por conseguir el mayor espacio posible en la red. Y por lo que uno puede ver navegando, los chicos de la calle Génova se están llevando este asalto de calle. La estrategia propagandística del Partido Popular es magnífica, hablando desde el punto de vista de la efectividad de sus mensajes (Maquiavelo estaría encantado al ver cómo se siguen al dedillo todas sus recomendaciones; Goebbels también tendría algo que decir en el asunto).

Mensajes claros, seguidores que hacen mucho ruido y un uso de las tecnologías digitales como plataforma para conseguir la causa común: el fin de la era ZP. En Internet han encontrado la panacea para llegar a la opinión pública, un lugar donde el anonimato permite encender los ánimos expresando cualquier barbaridad impunemente. Y en esta estrategia los blogs cumplen un papel esencial. No en vano, en la última convención ‘popular’ se reunió a una multitud de bloggers que propagan la ideología del partido; eran los componentes de Red Digital, Libertad Digital y un gran número de los que pueblan Periodista Digital, convertidos todos ellos en lanzaderas de opinión.

Mientras, la izquierda permanece dormida mirando cómo el otro extremo del hemiciclo moviliza a su electorado a través del boca a boca virtual. Salvo algún caso aislado, como el blog de Pascual Maragall, los socialistas se están quedando atrás en la introducción de su mensaje a través de la red. El PSOE no ha estado hábil en este sentido, quizá porque al estar en el Gobierno no ha sentido todavía la necesidad de desgastar al adversario. El PP, en cambio, en su estrategia de mano dura con el Ejecutivo, se muestra cómodo en Internet. Ya hace meses que políticos de su órbita se han adentrado en la era digital, por lo que, de momento, los ‘ciberfachas’ (que diría Juan Cueto) no tienen competidor.


Antes que aquí, han hablado sobre este asunto en...

• Periodistas 21
• La Fragua
• José Antonio Blay, en Levante