Cuando nos referimos a la globalización solemos asociarla al desarrollo de las nuevas tecnologías y la generalización del uso de Internet. Inevitablemente, se nos viene a la cabeza una imagen: el planeta Tierra surcado de ordenadores interconectados entre sí, formando una red que no deja libre ni un sólo rincón del globo. En nuestro egocentrismo occidental, pensamos que la tecnología digital es un instrumento al alcance de la mano de cualquier persona. Pero nada más lejos de la realidad.
En los países subdesarrollados Internet sigue siendo un futurible, un lujo del que sólo disponen las zonas ricas del mundo. Enormes porciones del planeta están, literalmente, desconectadas de la red. Es lo que se conoce como brecha digital, la diferencia existente entre las comunidades que llevan años desarrollando nuevas tecnologías y las que todavía no han entrado en la nueva era. En la actualidad, de los 6.000 millones de seres humanos que pueblan el planeta, sólo 900 son usuarios de Internet. En Occidente quedan pocos hogares sin ordenador, pero la proporción se invierte cuando acudimos a los países del Sur. Para los que hemos crecido frente al monitor y el teclado nos resulta extraño que haya personas que nunca han encendido un ordenador. Pero las hay.
Y no sólo ocurre en el Tercer Mundo. Aquí, en nuestra casa, también tenemos el peligro de la fractura digital. La generación nacida antes de los años 60 no está habituada a las nuevas tecnologías, desconfían de los ordenadores y, salvo excepciones, se resisten a aprender a navegar por la red. Además, también aquí tenemos bolsas de pobreza y personas con recursos económicos limitados, para las que disponer de Internet es una necesidad secundaria. Los datos son claros. La penetración de la red en España sólo alcanza a un 33% de la población, con 14,5 millones de usuarios, con lo que se sitúa como uno de los países europeos con mayor retraso en la asimilación de la tecnología digital. El resto de países de nuestro entorno supera el 50% de penetración.
La ONU ha captado los riesgos que puede conllevar el ensanchamiento de la brecha digital que separa a los países del Norte y el Sur, por lo que se están desarrollando programas para introducir ordenadores en las zonas deprimidas del planeta. América Latina, el África subsahariana y el Medio y Extremo Oriente son los lugares donde se produce el mayor salto tecnológico, por lo que los esfuerzos de la organización internacional se dirigen a invertir en investigación y educación en estas zonas.
Una ardua tarea si tenemos en cuenta el nivel de subdesarrollo que impera en estos países, donde ni siquiera se ha generalizado la tecnología informática básica. Con estos antecedentes, será difícil que el Tercer Mundo se suba al carro de la digitalización. Y sin ellos, más de dos tercios de la población mundial seguirá quedando excluida de la tan cacareada globalización.
lunes, marzo 06, 2006
Una brecha en la globalización
Publicado por Mario Toledo en 17:59
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1 comentario:
"ás de tres tercios de la población mundial seguirá quedando excluida de la tan cacareada globalización"... Qué global, la globalización. Nestor García Canclini, por eso habla de la "Globalización imaginada", sólo existe en el imaginario... Pero no es tal. Saludos.
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