viernes, marzo 03, 2006

El lastre de la precariedad

Las herramientas básicas del periodistaSi hay una profesión que sobresalga sobre el resto por estar mal pagada, sin duda es el periodismo. No hay profesión más desagradecida en el plano laboral, teniendo en cuenta el esfuerzo empeñado a diario por los periodistas, los horarios inexistentes y la constante tensión intelectual y física. Quizá la explicación más fácil es la de siempre: los poderosos se aprovechan de los que están por debajo, es la naturaleza del hombre. Pero eso en el periodismo constituye un grave peligro, no sólo para la propia economía, e incluso salud, del trabajador, sino que afecta decisivamente a las bases de la profesión. La calidad de la información y la ética profesional están en juego.

Hoy en día, los periódicos son malos, sobre todo los locales, no hay más que echarles una ojeada para reconocerlo. No interesan, aburren, no informan sobre hechos relevantes, sólo llevan relleno sin sustancia. La razón estriba en que los periodistas, pensando en sus sueldos míseros y en la poca visión periodística de sus superiores, pasan de esforzarse por conseguir un producto mejor (a diario se escuchan en las redacciones comentarios del tipo: “si a la empresa le da igual que hagamos bazofia, pues haremos bazofia; total, para lo que me pagan”).

Los profesionales reunidos en el I Encuentro de Periodistas del Mediterráneo, este pasado verano en Almería, acertaron de lleno en la reivindicación básica por la que todos deberíamos luchar colectivamente. En el artículo 8 de su declaración, fijaron lo siguiente: “Para conservar su autonomía profesional, así como la ética que la acompaña, los periodistas necesitan condiciones económicas dignas y negociadas con los empleadores” . Los empresarios de medios de comunicación parecen no haberse dado cuenta de que un trabajador contento es un trabajador eficiente.

También es verdad que todos tenemos parte de culpa. Nuestra culpa es amar esta profesión y gustarnos demasiado el trabajo que hacemos. La vocación perseguirá siempre a los periodistas, aun a riesgo de inducirle a la ruina o al infarto. Y es aquí donde las empresas tienden la trampa, sobre todo a las nuevas generaciones que entran con ganas, al lanzar el argumento: “Si te estoy dando trabajo en lo que te gusta, eso es más importante que el dinero”. Pero de las vocaciones no se vive, a no ser que estén justamente pagadas.

Un cámara de televisión haciendo guardia...Inevitablemente, la falta de recompensa lleva a la frustración profesional, y de aquí a la incompetencia sólo hay un paso, y además muy corto. El periodista conoce sus deberes, tiene los conceptos de verdad y responsabilidad social arraigados en su interior; pero todo eso puede ir desapareciendo a base de decepciones, por imitación de las prácticas infames de sus jefes y por la presión de no poder pagar la hipoteca.

La corrupción de las empresas en materia laboral es un escándalo y, como tal, debería aparecer todos los días en portada, del mismo modo que aparecen los abusos contra trabajadores de otras profesiones. Si las inspecciones laborales acudieran a los medios de comunicación no quedaría ninguno a salvo: trabajadores sin contrato, sueldos por debajo del mínimo exigido, horarios abusivos, tardanza en el pago de los salarios, y un largo etcétera. La Administración, mientras, mantiene los brazos cruzados, ya sea por las presiones que recibe desde los medios de comunicación, o por el temor a intervenir en un periódico y ser políticamente incorrecta. Lo cierto es que hay mucha hipocresía en este campo.

Todo ello redunda en la pérdida de calidad de las informaciones y en un desapego por los valores propios del periodismo. Las empresas han instalado en la cabeza de sus redactores la idea de que todo vale, de que lo importante es llenar las páginas a toda costa. Con esta mentalidad no es de extrañar que las ventas de periódicos estén bajando escandalosamente, ni que la credibilidad de los periodistas esté en entredicho dentro de la sociedad, ni que la frustración campe a sus anchas por las redacciones. La precariedad, en fin, es el motor del círculo vicioso que lastra al periodismo. Es inevitable.

“Reclamar que [los periodistas] defiendan los principios deontológicos en esas circunstancias, o que actúen desde la precariedad de acuerdo a los deberes que les impondría el Estatuto del Periodista Profesional, sería injusto y canallesco”, reivindica el secretario de organización de la Federación de Sindicatos de Periodistas, Dardo Gómez. Los derroteros que está tomando el periodismo no dejan lugar para la esperanza, ni siquiera en una mente de naturaleza optimista. Los periodistas no tienen la fuerza suficiente para presionar a las empresas de comunicación, incluso se esta perdiendo la capacidad crítica y reivindicativa que siempre les ha caracterizado. Prueba de ello es la escasa repercusión de los sindicatos de periodistas en la sociedad española.

Viñeta de Martín Morales en ABC: ¿presiones en las redacciones?Por otro lado, las empresas no parecen estar por la labor de cambiar unos parámetros que le son beneficiosos, y sin ellas el cambio no es posible. Ni siquiera los intentos por dignificar el periodismo, entre ellos el Estatuto profesional, son suficientes para solucionar el problema estructural que amenaza el ejercicio periodístico. Un panorama desolador.

Bajo la excusa de que “la mejor ley de prensa es la que no existe”, los editores y los representantes políticos desvían su responsabilidad en el asunto, contribuyendo por defecto a que la profesión siga cayendo sin remisión. La gravedad del problema debería hacer reflexionar a todas las partes, ya que nadie gana teniendo un periodismo de pobre calidad. Más bien, todos salimos perdiendo.

10 comentarios:

Toni Cortés dijo...

Hoy en día y debido a la precariedad de los contratos y a que los mismos periodistas se encuentran muchas veces presionados por el propio medio hace dificil llevar a cabo una huelga. Recuerdo el caso italiano, no se si de la Gazzette, que estuvieron durante un tiempo así. Aquí cuesta imaginar que los periódicos dejen de salir un día, aunque sea para luchar por lo que los periodistas nos merecemos.

Alex Carcelén dijo...

Enhorabuena por el post sobre la precariedad y la declaración de principios del perfil. Suerte en Madrid, machote, que la vas a necesitar. Da gusto encontrar alguien que parece tener vocación entre los que llegan al mundillo.
alex
joflipe.blogspot.com

Anónimo dijo...

Joder, Mario, tenías que ver cómo identificaba cada palabra de tu artículo con mi situación en este momento. Son las ocho y media de la noche, estoy editando como un cerdo en el periódico, y no tengo ni idea de cuándo saldré. Es viernes por la noche y no me he atrevido ni a llamar a mi novia para quedar a cenar. Siempre que lo intento acabo cancelándola, posponiéndola o, simplemente, lo dejo para otro día. Pero siento tanto amor por todo esto, joder, es la peor droga que ha existido jamás y de la que creo que, jamás, podré desengancharme.

Saludos, Juanjo. (azorinperiodista.blogspot.com)

Anónimo dijo...

Joder, Mario, tenías que ver cómo identificaba cada palabra de tu artículo con mi situación en este momento. Son las ocho y media de la noche, estoy editando como un cerdo en el periódico, y no tengo ni idea de cuándo saldré. Es viernes por la noche y no me he atrevido ni a llamar a mi novia para quedar a cenar. Siempre que lo intento acabo cancelándola, posponiéndola o, simplemente, lo dejo para otro día. Pero siento tanto amor por todo esto, joder, es la peor droga que ha existido jamás y de la que creo que, jamás, podré desengancharme.

Saludos, Juanjo. (azorinperiodista.blogspot.com)

Jose M. Sánchez "Daze" dijo...

Mario, colega, estás sembrado. Tenemos que hacer de verdad esa huelga. No podemos permitir esta situación más. Y te lo digo porque hay muchísimas personas que están de acuerdo con esto pero no tienen la fuerza de voluntad de salir en contra de las injusticias o, quizá, sea porque no han encontrado un apoyo suficientemente importante para poder hacerlo.
www.josedaze.blogspot.com

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, el artículo es muy certero y está muy bien escrito.
Ahora sólo falta que entre todos nos concieciemos y nos lancemos al ruedo.
Cuando cualquier colectivo protesta por algo, sale en los medios. Pero ¿Qué pasaría si protestáramos nosotros y un día no salieran los periódicos, y los telediarios estuvieran casi vacíos?
Nuestra reivindiación tomaría mucha fuerza.

No quieren hacer creer que es una utopía, que el capitalismo es así, pero eso es falso. Entre todos podemos.

http://blogs.periodistadigital.com/dioshamuerto.php

Mario Toledo dijo...

Pues sí, nosotros somos nuestro peor enemigo. Nuestra inactividad, nuestra pasividad y, sobre todo, nuestra resignación nos está llevando por el camino equivocado, el camino que le conviene a quienes quieren manejarnos según sus intereses. Hablo de empresas periodísticas, poder económico, poder político, de todos esos que tratan al periodista como un eslabón que actúa en favor de sus beneficios sin rechistar.
Hagamos algo, que no nos tomen el pelo. El descontento ya está imprengándolo todo, ahora sólo falta que todos tengamos claro que valemos más de lo que ellos piensan...

Que no nos hagan creer que la explotación que sufrimos es normal.

Nando Rico dijo...

No podría haber más verdades en un artículo como el tuyo,Mario. Lo de la vocación es irrevocable, lo llevamos dentro, pero es vergonzoso que los que mandan en los medios abusen de ello como lo hacen; tú y yo lo hemos vivido. Nosotros tenemos la suerte de poder trabajar en lo que nos gusta, y por ello saben que lo harás lo que haga falta para poder hacer lo que te hace sentir bien: comunicar. ¡Sumémonos todos a una huelga para dejarles claro de una vez que ya está bien! Sólo empezando por una remuneración acorde -como tú dices- podremos recuperar la ilusión por hacer prensa de calidad como se merece la sociedad.

Anónimo dijo...

Anna dice que es una pena. Que si vuelve a nacer no será periodista y que sus dibujos y poemas están ahora un poco más tristes. Os puedo dar un beso a todos, como los que me daban antes de dormir, cuando vivían los que me querían, y puedo seguir pensando que los periodistas son los últimos bohemios, en pleno París. Anna piensa que nada es lo mismo sin el buen trabajo de los periodistas y ese trabajo no tiene precio. Se crea o no. Ánimo, somos muchos los que aprendemos día a día de los VERDADEROS PERIODISTAS.

Tanya dijo...

Yo me pregunto que pasaría si todos, absolutamente todos los medios de comunicación, como mínimo de un país entero se sumaran a una huelga. No sé si obtendríamos resultados satisfactorios ya que no tendríamos ni publicidad ni nadie que pudiera dar pistas, información de lo que demandan los profesionales de la comunicación. Tocas puntos muy interesantes, Mario, y muy polémicos. Las huelgas de trabajadores se propagan gracias a los medios, se dan a conocer a otros países, la sociedad sabe lo que demanda un colectivo, y todo esto gracias a los periodistas. Está claro que si hiciéramos una huelga sumiríamos el país en un verdadero caos, en un caos de desinformación, la gente no sería capaz de conocer lo que está pasando en la ciudad más próxima, los políticos también serían más felices... la verdad es que me cuesta imaginarme todas las consecuencias que derivarían de la unión de todos los periodistas españoles, pero por qué no, podríamos probar. Deberíamos enviar un email en cadena, jajaja, y ponernos de acuerdo para montarla y que nos ofrezcan una profesión digna donde vuelva a nacer la ilusión